Por: Jesús Araujo "Castoreño"
Mérida, la hierática como la llamara Don Mario Briceño
Iragorri, ínclito escritor trujillano, es una ciudad de talentos mil en todos
los ámbitos, destacándose en la parte taurina, Cesar Faraco nacido en
Lagunillas, él ha sido el único torero venezolano elevado a la categoría
maestrante en Tauromaquia en la plaza de Las Ventas de Madrid por cesión de
trastos de ese gran torero español nacido en Caracas Antonio Mejías Jiménez en
los carteles “Antonio Bienvenida”.
Don Mario decía que las crónicas son roció purísimo del alma
que riegan la tumba de los que fueron, y yo con mi teclear, aliento a los
hombres de luces aunque a veces, como yo digo... La dureza revestida de respeto
se convierte en elegancia, enseñanzas de mi viejo maestro Don Carlos Eduardo
Misle “Caremis”.
Estas letras cargadas de cariño, admiración y respeto arriba
las dediqué a un amigo de la niñez, en su casa natal, en mi Milla, germinó y
floreció mi pasión taurina, ellas se ocupan de hablar de un torero muy
profesional que ha puesto a Mérida muy en alto en la vieja Europa y en los
ruedos nacionales... José Luis Rodríguez Agostini “la elegancia del toreo a la
jineta”.
El pasado mes de agosto, José Luis arribó a 4 años de
doctorado taurino, ceremonia realizada en la plaza de toros Campo Pequeño en la
capital del país luso, Lisboa, tarde en la que la artística rejoneadora Sonia
Matías le entregara el rejón doctoral por la espalda al centauro merideño,
iniciándose así una andadura triunfal por distintas plazas donde José Luis ha
visto su nombre en los carteles, hoy, primera figura del rejoneo en el país.
José Luis es un artista cuyo porte es de figura, Petronio
como Gaona, es un dandi en el vestir pues sus atavíos toreros arrancan aplausos
más aun cuando se viste a la Federica, elegante atuendo que lo hace parecer un
caballero de la corte de Luis XV.
Su toreo, reposado y su hacer certero le ha ganado la
admiración de los públicos, entregado y muy profesional, ejecuta pares de
banderillas a dos manos monumentales, clava rosas y abanicos precisos y a la
hora de tomar la hoja de peral le echa la montura encima a los toros, cosa que
le ha permitido saborear mieles de triunfo, pues son muchas las puertas grandes
que ha conquistado entre ellas la muy importante de Tovar donde es un autentico
ídolo.
Este año, Tovar no tuvo el gusto, la suerte y la alegría de
ver tan idóneo caballero de luces, caprichos nefastos de enemigos de la fiesta
lo dejaron por fuera cuando José Luis es imán taquillero y garantiza el
espectáculo.
Gusta el torero del toreo de frente al estilo portugués.
Cita, arranca y a escasos metros de la cara del toro, quiebra, clava, hiere y
sale avante de tan bonita suerte, caracolea sus monturas haciendo gala de la
doma y el publico estentóreamente arranca en aplausos y ovaciones para con el
torero.
Este merideño a la monta de luces, ha toreado en España,
Colombia, Portugal, en Estados Unidos de Norteamérica frontera con México y
claro esta en casi todas las plazas nacionales, es heredero directo de la
entrega y reciedumbre profesional de su tío Javier y por ende de la pasión de
su padre Pepe Luis (como lo llamaba la madre) quien también gusta montar y
clavar banderillas.
La taurina casa de los Rodríguez Jáuregui tiene un historial
riquísimo, pues toda la emoción y alegría de sus logros se debe a Don Augusto
soñador de logros palpables ya que tuvo plaza de toros como El Toreo en Ejido,
condujo programas radiales taurinos, fundó revistas, editó libros y cultivó la
amistad entre ellas con mi compadre Cesar Faraco, con el tesoro de Charallave
Joselito Torres, Don Carlos Girón, su esposa e hijos toreros, fue compadre de
Don Alipio Burguera y de Jovito Villalba y su esposa, poeta ,periodista y
escritor, me llevo de la mano a los toros en el Nuevo Circo de Mérida en Belén
por allá en 1962.
Tanta pasión taurina se virtio en pasión torera pues Otto,
el mayor gustaba torear festivales de corto, luego Javier fue novillero para
después llegar a ser el fundador del rejoneo en el país, vino la decisión de
Otto hijo en hacerse novillero con bautizo de sangre en Las Ventas de Madrid,
prueba de vocación que no lo amilanó y tomó la alternativa en su Valencia
natal, emergieron de ese legado Luis Augusto hermano de Otto, Rafael Augusto
hijo de Augustico como le decimos desde niño y Francisco Javier, hijo del
maestro fundador del rejoneo en el país todos con espectacularidad en su toreo,
auténticos caballeros y amigos.
Tantos genes taurinos no podía esquivar José Luis, pues la
reina del hogar, la siempre omnipresente y ángel guardián de los pasos toreros
de sus nietos fue Doña Josefina, aaahh que ser de bondad y amor, aun recuerdo
los vasos de horchata que nos daba, su inconmensurable amor y la pasión taurina
compartida con Don Augusto de quienes seguros estamos, desde allá, desde el
cenit de la eternidad bañan de bendiciones a todos los suyos por el bien
terrenal.
José Luis Rodríguez Agostini es un nombre de triunfo para
cualquier feria y garantía de éxito para cualquier cartel, su esfuerzo no puede
ser calibrado por ineptos ignotos aparecidos que se las “echan” de taurinos que
lesionan a los de su entorno como sucedió con Tovar, la elegancia del toreo a
la jineta no puede ser obviado por las empresas taurinas y no es que “deban
tomarlo en cuenta” no... pues por derecho propio ganado en la plazas, “debe”
aparecer en las marquesinas de las citas taurinas mas importantes del país.
Reverencias para quien honor merece y que mis letras, sean
brazos que abracen a José Luis y sus padres...
Va por Uds., ¡¡Castoreño en mano!!